VIH

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26/01/2025

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Índice

  1. ¿Qué es el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)?
  2. Diferencia entre VIH y SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida)
  3. Diagnóstico y tratamiento del VIH
  4. El VIH en mujeres
  5. El VIH en personas mayores de 50 años
  6. VIH, riesgo cardiovascular y metabólico
  7. Trastornos neuropsiquiátricos en personas con VIH

¿Qué es el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)?

El VIH es el virus de inmunodeficiencia humana. Este virus afecta y deteriora el sistema que defiende al organismo de las infecciones y enfermedades: el sistema inmunitario.

Durante un periodo que varía de unos meses a varios años, dependiendo de cada persona, el sistema inmunitario puede generar suficientes células de defensa para reemplazar las infectadas y, al mismo tiempo, intentar controlar la replicación del VIH.      

Pero llegado el momento, si éste logra finalmente expandirse, el sistema inmunitario está tan deteriorado que ya no es capaz de proteger al cuerpo frente a infecciones y enfermedades que en otro momento hubieran sido controladas.

Diferencia entre VIH y SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida)

El VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) es el causante del SIDA, pero no son lo mismo. Al infectarse con el VIH, el cuerpo produce anticuerpos para combatirlo. Ser VIH positivo significa tener el virus, pero muchas personas pueden vivir años con VIH sin desarrollar SIDA.

El SIDA es el estado avanzado de la infección, cuando el VIH ha debilitado el sistema inmunitario. Esto permite que infecciones oportunistas, que normalmente no causarían problemas, se diseminen en el cuerpo. La replicación constante del VIH y el daño que provoca en el sistema inmunitario son lo que lleva al desarrollo del SIDA.

Diagnóstico y tratamiento del VIH

Para el diagnóstico de la infección por el VIH se realiza primeramente una prueba de cribado y, si el resultado es positivo, se realiza una prueba de confirmación.

Además, existen un tipo de pruebas de cribado llamadas pruebas rápidas, cuando el contexto es adecuado. Se las llama así porque son capaces de ofrecer un resultado, generalmente en menos de 30 minutos. Se pueden realizar a partir de diferentes fluidos, como sangre o saliva (un resultado positivo, también requiere de una prueba de confirmación).

Un resultado negativo en un análisis de cribado excluye la infección por VIH, excepto si la exposición al VIH ha sido reciente. Se considera un resultado negativo y que, por tanto, no existe infección, si ha transcurrido cierto tiempo tras la exposición al virus, que varía según la prueba desde 6 semanas a 3 meses.

Todos los resultados positivos requieren de una confirmación.

     

El VIH en mujeres

  • Mujer con menstruación

Las mujeres que viven con VIH pueden notar alteraciones en su ciclo menstrual. Es posible que sus períodos sean más ligeros o más intensos de lo habitual, e incluso que no tengan menstruación. Además, también pueden experimentar síntomas premenstruales más intensos.

  • Menopausia

Otro problema de salud que puede hacerse más presente es la salud ósea u osteoporosis. La osteoporosis debilita los huesos y causa fracturas con facilidad, incrementa la posibilidad de fracturas de cadera, columna vertebral y muñecas. Después de la menopausia, las mujeres pierden más densidad ósea. Además, se ha comprobado que las personas con el VIH suelen perder más densidad ósea que la población general y, aunque no se sabe con seguridad, se cree que es debido a la propia infección y a los tratamientos antirretrovirales.    

       

El VIH en personas mayores de 50 años

El avance en los tratamientos para el VIH ha conseguido que las personas en tratamiento alcancen una esperanza de vida cada vez mayor.

En términos de la infección por VIH, se considera paciente mayor a aquellas personas con VIH de más de 50 años. Las personas que viven con infección por VIH experimentan cambios en su sistema inmunológico similares a los que provoca el envejecimiento en la población general. Dichos cambios son consecuencia, en gran medida, de un estado de activación inmune e inflamación persistente que de forma gradual conducen al envejecimiento del sistema inmune de forma precoz.

Es deseable que las personas mayores de 50 años con VIH reciban un abordaje global que incluya no sólo la esfera de la atención médica, sino también aspectos funcionales, cognitivos, nutricionales y sociales.

VIH, riesgo cardiovascular y metabólico

El VIH duplica el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares e incrementa el riesgo cardiometabólico, es decir, el riesgo de que pueda padecerse diabetes tipo 2 o alguna enfermedad cardiovascular. De hecho, a día de hoy, las complicaciones cardiovasculares son la principal causa de morbilidad y mortalidad en las personas con VIH.

Entre las enfermedades cardiovasculares que pueden padecer las personas con VIH están:

  • Miocarditis
  • Insuficiencia cardiaca
  • Afectación cardiaca por tumores relacionados con el SIDA
  • Hipertensión pulmonar
  • Vasculitis

El riesgo cardiovascular asociado al VIH se debe, principalmente, a la viremia, la desregulación y la inflamación relacionadas con el VIH junto con los típicos factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial, la dislipemia, el tabaquismo y la diabetes.

Por tanto, es importante que las personas con VIH revisen periódicamente su salud cardiovascular ya que la prevención de las enfermedades cardiovasculares debe formar también parte fundamental del tratamiento.

Trastornos neuropsiquiátricos en personas con VIH

Los problemas de salud mental asociados al VIH, entre los que se encuentran el deterioro neurocognitivo y los trastornos neuropsiquiátricos, tienen un gran impacto en la calidad de vida de las personas con VIH. Los mismos, además de contribuir a reducir la adherencia al tratamiento, también promueven hábitos de vida poco saludables.

Algunos regímenes de terapia antirretroviral (TAR) pueden tener efectos neurotóxicos, lo que ha contribuido al incremento de trastornos neuropsiquiátricos (TNPs) en personas que viven con VIH, tales como depresión, ansiedad y alteraciones neurocognitivas asociadas al virus.

Asimismo, otros factores que pueden influir en el desarrollo de algún trastorno mental en personas con VIH son: el estigma y la discriminación que pueden padecer por tener VIH, la pérdida de apoyo social y el aislamiento, la dificultad para hablar sobre su enfermedad a otras personas y la dificultad para obtener servicios de atención de salud mental.

El contenido que se proporciona en esta web es información general, en ningún caso debe sustituir ni la consulta, ni el tratamiento, ni las recomendaciones de tu médico.

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